Por: Pedro José Crespo, director comercial y de innovación Latam de Konecta Digital Agency

Hay una buena frase de un expresidente militar de Estados Unidos, el general Eisenhower, que dice que durante una batalla, ante el primer disparo, toda la estrategia cambia.

Lo mismo podríamos decir del mercado, ¿no es cierto? Las cosas también cambian ahí afuera. Entonces, para alcanzar y superar las metas no solo necesitamos una buena planificación, sino que requerimos, principalmente, capacidades adaptativas frente a los eventos inesperados.

Debido a las naturaleza cambiante de las cosas, estoy convencido de que todo directivo vinculado a productos, servicios o procesos debería sentirse motivado a identificar equipos “de avanzada” que estén muy bien informados de los cambios del sector donde nos movemos y se atrevan a sumergirse en los procesos de los productos que vendemos.

Para ello, siempre aconsejo la organización de equipos humanos multidisciplinarios. Me gusta llamarlos “squads”. ¿Cuál es su propósito? La iteración en los productos, servicios digitales o, incluso, el soporte interno que aporta a la eficiencia. 

Diversidad muy valiosa

El modelo de la iteración es repetir cada uno de los procesos, una y otra vez, para testear nuevas modificaciones en los flujos, experiencias o funcionalidades, hasta conseguir el objetivo deseado. Para ello, no hay mejor método que convocando a una diversidad de expertos internos.

Las prácticas de innovación no son exclusivas. De hecho, a pesar de liderar una, confieso que se me hace natural comprender que los pilares de innovación de una empresa emerjan de alguna área funcional, justamente, porque son esos equipos humanos quienes viven el día a día de su proceso.

 

Lo que se requiere es foco y estructura, que bien pueden ser acelerados en su aprendizaje a través de la capacitación en metodología Lean Startup.

 

Squads en acción

En mi experiencia, las iteraciones de los squads siempre son dignas de workshops, no porque las hipótesis, descubrimientos, errores y optimizaciones alcanzadas descubran la pólvora, sino porque pueden llegar a ser pequeños documentales sobre las conquistas de la imaginación humana en el arte de hacer negocios.

 

Por ejemplo, en el caso de la empresa donde trabajo, hay un squad entre los equipos de marketing, operaciones y tecnología. El impacto logrado a través de su iteración en las eficiencias a favor de los volúmenes y costos ha sido evidente, y aún nos sorprenden con nuevas hipótesis validadas o descartadas con métricas en mano.

Métricas, métricas

Como podemos imaginar, quizás los squads no sean organismos “formales” dentro del organigrama de la compañía, pero ¿a quién le interesa? Aquí hablamos de innovación y quienes amamos esa área en nuestra vida profesional debemos comprender que el fruto de esto no es de corto plazo, sino que se cosecha en diversas proporciones, con múltiples fracasos y tras mucho quemar pestañas.

 

La belleza de esto es que, además, todo es medible; por tanto, una iteración parte de tener una métrica base que determine el éxito del proyecto al final de este. Pero estas métricas no solo deberían identificar el valor cuantitativo, sino también el valor de la generación de conocimiento interno. Por eso, solemos decir que, en estos procesos de iteración, nunca se pierde; por el contrario, se gana una nueva optimización o valiosos aprendizajes.

 

La principal palanca de inclusión de esta nueva habilidad organizacional siempre estará sobre los hombros de los directivos de las empresas. Parafraseando a Eisenhower, entonces, si no empezamos a dirigir a nuestros equipos hacia la aplicación de la iteración en nuestros productos, servicios o procesos, será como decidir ser ‘carne de cañón’ para el mercado a partir del segundo disparo en la batalla.

Las opiniones de estas columnas son escritas por profesionales destacados en sus especialidades e independientes de Leasein.