Por: Pedro José Crespo, director digital de Konecta Digital Marketing Agency.

Levantar tu primer capital valida el potencial de tu emprendimiento, pero también puede revelar tu inmadurez como emprendedor. Eso es lo que pudo haber sucedido aquella temporada en la que mi socio y yo logramos levantar nuestros primeros US$ 25,000 en el 2017.

Cada vez que converso con emprendedores, coincidimos que la experiencia del primer capital se siente como una ventaja inmerecida. Uno no puede terminar de convencerse si la inversión del familiar o amigo es a causa de la confianza en tu modelo de negocio o solo responde a una bien intencionada caridad familiar.

Sea cual sea el veredicto, muchos emprendedores tienen éxito en su primer levantamiento de capital, pero eso solo es el primer paso. El desafío real es honrar tu propio esfuerzo haciéndolo valer la pena.

Validar, validar, validar

Seguro sabes que un emprendedor no debe enamorarse del producto que crea, sino de la satisfacción de resolver un problema. Bueno, en el 2017, con mi primer levantamiento de capital, mi inmadurez hizo oídos sordos a ese sencillo, pero gran consejo.

A pesar de que mi socio y yo sabíamos que teníamos que invertir ese dinero en validar hipótesis antes de continuar desarrollando el producto, pusimos énfasis en los “artefactos” de las startups, aquellos beneficios que cosechan los emprendimiento después de pasar la curva inicial y nos desenfocamos con las necesidades que demandaba nuestra realidad.

Es una tentación común en el proceso de aprendizaje del emprendedor: creer que ya estamos cabalgando un ‘unicornio’ cuando, en realidad, acabamos de quitarle las ruedas auxiliares a la bicicleta.

Por tanto, antes de que cometas el mismo error que yo cometí con mis primeros miles de dólares, recomiendo que consideres invertir tu primer capital en el duro proceso del aterrizaje forzoso: es decir, la fase en la que debes descender de tu viaje interestelar con Pegaso y confrontar tus hipótesis con la realidad de las preferencias de tu público. Esa es tu sacra-tarea inicial. Invierte tus primeras monedas en ello.

Por ejemplo, si tu producto es un B2C masivo, que el capital sirva para comprar tu pasaje hacia el epicentro de la vida diaria de tu usuario y levantar información cuali y cuanti de tu target. Si es posible, apóyate del consejo de algún consultor experto e, incluso, expón a esa muestra a tu producto.

Por otro lado, si tu servicio es B2B, invierte en crear un entorno de impacto e invita a tu potencial cliente a que sea parte de la experiencia de tu producto: que se sienta valorado y testee lo que vendes.

Te felicito si tus entrevistados sienten satisfacción con tu producto. Pero alégrate de su honestidad si sucede todo lo contrario. Toma nota. Genera mockups. Inclúyelos como diversas versiones para A/B testing y síguelos confrontando. Con ello, invierte el resto de tu capital semilla en optimizar el producto: diseño a diseño, funcionalidad por funcionalidad.

Te deseo un viaje realista que nunca olvides y que tatúe en tu corazón emprendedor este importantísimo proceso de constante aprendizaje.

Un equipo que no vive su realidad se pierde. Un producto que no nace de la gente ni cambia al ritmo de las preferencias de sus clientes se muere. Pero un equipo que no tiene miedo de modificar su plan por lo descubierto a través de su cliente se revitaliza y un producto que vive en “versión beta” tendrá vida en abundancia.

Las opiniones de estas columnas son escritas por profesionales destacados en sus especialidades e independientes de Leasein.