Por: Alexander Chiu, CEO de Finsmart
Hay una concepción heroica del emprendimiento en Perú y América Latina en general que hace más daño del que creemos. La resiliencia muchas veces es confundida con ese heroísmo y esa dureza que debemos tener los emprendedores en situaciones difíciles. El éxito de un emprendimiento es del más productivo, no del más esforzado.
Llevo cuatro años como CEO de una fintech -que apoya a pymes peruanas- y he sentido la necesidad constante de comprender qué es ser resilientes y cómo resolverlo.
En un artículo de Harvard Business Review llamado “Resiliencia se trata de cómo te recargas, no de cómo aguantas” dejaron la problemática clara: “a menudo adoptamos un enfoque militarista y ‘duro’ de la resiliencia y la determinación. Imaginamos a un militar deslizándose por el barro, a un boxeador dando una ronda más o a un futbolista levantándose para una jugada más. Creemos que cuanto más aguantemos, más duros seremos; y, por lo tanto, más éxito tendremos”. La verdad es que la resiliencia tiene más que ver con la capacidad de recargar nuestra motivación y energía que la de sacrificarnos y “quemarnos” con más trabajo.
Les comparto algunos aprendizajes de cómo ser resilientes y reflejarlo también en nuestro entorno:
Más productividad y menos heroísmo. El mejor resultado se da cuando un líder orienta a los equipos a trabajar en un entorno que prefiere y premia los mejores resultados de forma sostenida y no la cantidad de veces que las personas “se ponen la camiseta de la empresa” -terrible frase, por cierto- con jornadas de trabajo extra e innumerables muestras de sacrificio físico y mental.
Crear y valorar los espacios de recuperación. Pueden ser espacios dentro de los días laborales (como almorzar con los compañeros de trabajo o forzar la desconexión digital con aplicativos que eliminan temporalmente las notificaciones) o durante los fines de semana o las vacaciones. Se trata de generar un bloqueo real de las problemáticas del trabajo para tener la capacidad de recuperar la energía y motivación.
No hacerlo solo; las relaciones lo hacen exponencial. Ya sea con tu líder, socios, amigos, compañeros o familiares, las relaciones de confianza que generas en el tiempo son aquellas que te pueden brindar perspectivas diferentes, confianza en ti mismo, alegrías que liberan las emociones negativas, e incluso pueden reforzar el propósito de tu trabajo en el tiempo. Las relaciones profundas y de confianza no se materializan de la noche a la mañana. Tienen que haber sido cultivadas de forma consciente en el tiempo.
Desmitificar la resiliencia como sinónimo de dureza es un cambio de mentalidad importante. Para las personas que nos acompañan en un emprendimiento también lo es: existe mucha más productividad y bienestar en un equipo que sabe y entiende qué es la resiliencia y cómo motivarla, que diseña o valora los espacios de recuperación y que promueve las relaciones personales y profesionales para que no sea un desafío solitario.
(*) El contenido de esta columna de opinión fue publicado originalmente por el autor en el diario Gestión en octubre del 2022, bajo el título “Emprender tiene más de resiliencia que de sacrificio”. Es publicado en este blog con la autorización expresa del autor.