Por: Jhoana Ríos, gerente de Talento y Cultura en Leasein

En noviembre, David Fischman, especialista peruano en gestión de talento, entrevistó a Luis Felipe Castellanos, gerente general de Interbank, y le preguntó sobre el liderazgo. Castellanos respondió: “Para que uno pueda ser líder, primero, tiene que desearlo” y “no todos pueden ser líderes”. Una respuesta profunda y directa a la conciencia, que rompe muchos estereotipos de líderes: no solo hay que desearlo, sino que hay que prepararse para serlo.

¿Qué es liderazgo? Es la capacidad de una persona de poder influenciar y motivar a otros para la consecución de un objetivo o propósito. ¿Cómo lograrlo? Según mi experiencia, la mejor forma es a través de la coherencia entre lo que digo y lo que hago; es decir, no puedo esperar que otros hagan lo que yo no soy capaz de hacer. Además, requería ser mejor profesional de lo que era en ese momento.

¿Cuál es el principal objetivo de un buen líder dentro de un equipo humano? Tiene que ser el pegamento, el UHU del equipo; debe lograr que el equipo trabaje de manera colaborativa con la finalidad de que todos los miembros que lo conforman tengan en mente el propósito que los une. Lo anterior requiere recordarle al equipo que, a pesar de los desacuerdos que siempre existen, hay un propósito que debe de estar por encima de los intereses individuales.

Otro punto importante es saber que liderar implica identificar qué tipo de liderazgo es el que se tiene que ejercer dependiendo del equipo humano a cargo y su propósito. Existen muchas maneras de liderar, lo que se conoce como estilos de liderazgo: el democrático, el visionario, el centrado en el objetivo, el transformacional, entre otros.

A lo anterior se suma un nuevo reto: los entornos volátiles, inciertos, complejos y ambiguos (VUCA, por sus siglas en inglés) que las empresas y personas atraviesan.

Liderar en la actualidad

Al conjugar todos estos elementos, se puede concluir que un buen líder en los tiempos actuales requiere liderar al equipo no solo en lo profesional, sino acompañarlo en su lado más humano: las empresas buscamos eficiencia e innovación para ser competitivos y poder enfrentar un mercado.

Sin embargo, el colaborador no puede ser eficiente ni innovador si es que se encuentra desorientado y no tiene un “jefe-líder” compasivo que entienda la vulnerabilidad de la persona. No es posible que el colaborador deslinde por completo su ámbito profesional y su ámbito personal, porque las personas somos una unidad.