¿Cómo elegir una tarjeta gráfica?

Una de las principales cuestiones a tener en cuenta al escoger una tarjeta gráfica es que la capacidad de almacenamiento no hace ninguna diferencia si es que no se cuenta con la gama adecuada.

«Está demasiado lenta», «la resolución es malísima» o «no sé por qué se congela de un momento a otro», son algunas frases bastante conocidas por aquellos que se desempeñan en el área de diseño, animación 3D y/o personas que trabajan con softwares que les demandan una gran cantidad de recursos gráficos.

Y es que, por mucho que nos puedan ofrecer una gran cantidad de RAM, almacenamiento en el disco y trabajar con la última generación de procesadores, las necesidades de un usuario que trabaja con programas que requieren de apoyo gráfico son distintas. O, mejor dicho, requieren de un soporte distinto.

Una tarjeta gráfica es una tarjeta de expansión de la tarjeta madre que permite procesar la información almacenada en el procesador y transformarla o mostrarla de forma asequible (es decir, aquello que se nos muestra en la pantalla o monitor, dependiendo del dispositivo que utilicemos).

Para lograr este traslado de información, una tarjeta gráfica puede valerse de unidades de almacenamiento como la memoria RAM (para portátiles y PC) o la memoria RAMDAC (para monitores y televisores). Sin embargo, cuando hablamos de trabajos más pesados en términos del consumo de recursos gráficos, en este caso se hace necesario el apoyo de una Unidad de Procesamiento Gráfico propia (o GPU), el cual hace la suerte de «cerebro gráfico» o transformador de la información codificada a asequible.

Ahora bien, se entiende a partir de ello que dependiendo de dónde se almacene la información, existen distintos tipos de tarjetas gráficas, entre las cuales podemos diferenciar (2): tarjetas gráficas integradas y tarjetas gráficas dedicadas.

Diferencia entre una tarjeta gráfica integrada y una tarjeta gráfica dedicada

Tarjeta gráfica integrada

Una tarjeta gráfica integrada es aquella que está integrada a la placa base (CPU) y consume mayor memoria RAM dado que no tiene un espacio de almacenamiento propio. Las laptops o PC con este tipo de tarjetas suelen ser útiles si es que tus tareas no involucran ediciones gráficas o de animación.

Tarjeta gráfica dedicada

De otro lado, una tarjeta dedicada es aquella que posee una GPU propia en la que se procesa la información gráfica de forma independiente a la placa base y a otros recursos de la laptop o PC. Esto tiene como consecuencia la apariencia de un mejor desempeño en tanto que al no acudir a la memoria RAM, se hace posible que esta unidad pueda destinarse a dar soporte al Sistema Operativo y al resto de programas en ejecución.

Aclarado esto, se entiende como primera sugerencia previa al escojo de una tarjeta gráfica, que esta debe ser dedicada. Es cierto que existen determinadas tarjetas gráficas integradas que pueden soportar trabajar con programas de diseño y animación 3D; sin embargo, con frecuencia son estas las que terminan por manifestar problemas como lentitud o recalentamiento del equipo en el largo plazo.

¿Para qué usar cara tipo de tarjeta gráfica?

Para trabajos ligeros o para estaciones de entretenimiento básicas se recomienda contar con una tarjeta gráfica integrada, ya que el uso se limitará al soporte en la reproducción de videos, procesamiento de información dentro de programas de edición y videojuegos que no tengan grandes requerimientos.

Cuando se necesite procesar mucha información como en el uso de programas de edición de video o renderización de bocetos en 3D lo optimo es contar con una tarjeta gráfica dedicada que brinde soporta a nuestra memoria Ram evitando así problemas al momento de trabajar con estos programas.  

3 consejos para elegir la tarjeta gráfica que necesitas

#1 Prestar atención al número de serie

¿Has notado que la nomenclatura de las tarjetas gráficas combina las iniciales de la línea del producto con la serie a la que pertenece?

Por ejemplo, cuando se nos brinda el nombre de tarjetas gráficas como NVIDIA GeForce GTX 780 o AMD Radeon RX 470, con frecuencia identificamos a las dos grandes empresas que acaparan este mercado (NVIDIA y AMD), pero desconocemos el resto de la información que se nos está brindando. Y es precisamente allí dónde debemos prestar atención.

En el número de serie hallaremos la generación, la gama y el puesto que ocupa dentro de esta gama la tarjeta gráfica. De allí que mientras más altos sean los dos primeros números, mucho mejor.

#2 Importa más la gama que la cantidad de memoria

Lo mencionamos al inicio, pero es bueno recordarlo: Más GB’s de RAM no significa mejor rendimiento.

En realidad, solo se necesita una gran cantidad de RAM siempre y cuando se vaya a trabajar con resoluciones superiores a 1440p o se vaya a proyectar la información en más de un monitor. En lugar de esto, lo que sí es determinante para todo tipo de dispositivo es precisamente la gama a la que pertenece la tarjeta gráfica puesto esto nos señalará que tanta capacidad de procesamiento rápido de información posee.

#3 El tipo de memoria también cuenta

No es lo mismo trabajar con una memoria GDDR3 que una GDRR5 en tanto que esta última es mucho más rápida para el procesamiento de información en términos de frecuencia efectiva y ancho de banda, lo cual se traduce en un mejor rendimiento y resolución de imagen para distintas actividades que involucren una gran cantidad de recursos.

En ese sentido, es muy importante considerar al momento de decidirse a trabajar con una tarjeta gráfica el tipo de memoria que vamos a necesitar en términos de las capacidades que se requiere cubrir. Es decir, a mayor necesidad de trabajar con gráficos más nítidos o para trabajos en la nube, más importante se hace el contar con el tipo de memoria de la gama más alta que permita llevar una adecuada tasa de transferencia de información.